Sexualidad y trastornos sexuales

Mujeres y sexo: la sexualidad femenina

Mujeres y sexo: la sexualidad femenina
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Artículo revisado por nuestra redacción clínica
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Publicado el
7.3.2024

Cuando hablamos de mujer y sexo nos adentramos en un tema tan complejo como fascinante: un viaje por las facetas de la identidad, el placer y la expresión personal.

El tema de la sexualidad femenina, sin embargo, también trae consigo prejuicios y censura que durante demasiado tiempo han limitado la comprensión del placer femenino, todavía considerado un tabú en muchas culturas. 

La sexualidad femenina, además de ser resultado de impulsos biológicos, es una mezcla de emociones, experiencias y deseos que influyen profundamente en el bienestar de la mujer. Desde esta perspectiva, la discusión moderna sobre la sexualidad femenina contempla varios temas importantes como:

  • la educación sexual, que aborda temas como el consentimiento sexual y la disipación de falsos mitos sobre el sexo.
  • el derecho al autodescubrimiento y a la expresión sin juicio.
  • la salud sexual, que incluye cuestiones como la anticoncepción y la prevención de enfermedades de transmisión sexual, pero también aquellas relacionadas con la sexualidad y los trastornos sexuales como la anorgasmia femenina o la hipersexualidad.
  • embarazo y maternidad, aborto voluntario o reanudación de las relaciones sexuales después del parto.
  • la libido femenina.

Los enumerados son todos elementos fundamentales para garantizar que las mujeres puedan vivir su sexualidad de forma segura, consciente y satisfactoria. Hoy en día, en comparación con el pasado, las cuestiones de las mujeres y la sexualidad gozan de mayor atención y ciertamente pueden alentar la creación y el uso de nuevas herramientas para romper con los estereotipos de género y promover un diálogo más abierto.

El tabú sobre la sexualidad femenina ha evolucionado con el tiempo
Foto de Rafaela  Lima (Pexels)

La libido femenina: mujeres y sexo en la historia

La libido femenina, o deseo sexual femenino, ha atravesado una larga y compleja evolución histórica, sujeta a menudo a las más dispares interpretaciones, limitaciones e incluso tabúes.

A lo largo de la historia, la sexualidad femenina ha sido un tema tabú, con la libido femenina confinada dentro de rígidos patrones sociales y culturales que limitaban su expresión únicamente a fines reproductivos.

Esta visión estaba predominantemente arraigada en concepciones patriarcales que veían a las mujeres solo como madres o guardianas de la moralidad familiar, ignorando o menospreciando sus necesidades y deseos sexuales.

Durante la antigüedad, en algunas culturas, la sexualidad femenina se veía más abiertamente. Por ejemplo, en la antigua Grecia y algunas sociedades matriarcales, la expresión del deseo femenino era más aceptada, aunque todavía limitada a determinados contextos.

Sin embargo, con el advenimiento de las grandes religiones monoteístas y la consolidación de las estructuras patriarcales, la libido femenina fue aún más reprimida y muchas veces asociada con conceptos de pecado o indecencia, hasta el punto de que el apetito sexual femenino era visto y experimentado con extrema vergüenza.

La Edad Media y la época victoriana fueron períodos en los que la moral sexual era extremadamente rígida y la castidad femenina se elevaba a la categoría de virtud suprema. La libido femenina fue asfixiada por una ética que favorecía la represión del deseo, hasta el punto de que la expresión de la sexualidad femenina fuera del matrimonio era severamente castigada.

El siglo XX marcó un importante punto de inflexión en la percepción de la libido femenina. Los movimientos feministas y los cambios sociales han comenzado a desafiar las normas existentes, promoviendo un diálogo más abierto sobre la sexualidad femenina.

La revolución sexual de las décadas de 1960 y 1970 ayudó a liberar el deseo femenino de las limitaciones impuestas por siglos de represión, enfatizando el derecho de las mujeres al placer sexual, la anticoncepción y la igualdad en las relaciones sexuales.

Hoy, el debate sobre la libido femenina se enriquece con nuevas perspectivas que incluyen la diversidad de experiencias sexuales, el reconocimiento de los derechos LGTBIQA+ y una creciente atención a la salud y el bienestar sexual.

La historia de la libido femenina refleja así un viaje desde las sombras del silencio y la represión hacia una mayor libertad y comprensión del sexo como aspecto fundamental de la existencia humana, subrayando la importancia del respeto y la aceptación de las diferentes expresiones del deseo sexual.

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La respuesta sexual en el hombre y en la mujer

La respuesta sexual humana puede describirse a través del modelo propuesto por Masters y Johnson en los años 60, posteriormente modificado y ampliado por otros investigadores como Helen Singer Kaplan. La respuesta sexual se ha dividido en varias fases, que pueden variar ligeramente entre hombres y mujeres, pero comparten muchas similitudes fundamentales:

  1. Deseo: incluye las fantasías sexuales y el deseo de tener relaciones sexuales.
  2. Excitación: se manifiesta con señales físicas específicas como la erección del pene en los hombres, y la lubricación vaginal y el agrandamiento del clítoris en las mujeres.
  3. Plateau: en esta fase, los cambios físicos y las sensaciones sexuales se intensifican en preparación para el orgasmo.
  4. Orgasmo: es el pico del placer sexual, con contracciones rítmicas de los músculos pélvicos y la liberación de la tensión sexual acumulada.
  5. Resolución: después del orgasmo, el cuerpo vuelve gradualmente al estado de no excitación.

Sexualidad masculina y femenina: algunas diferencias

Además de las biológicas, la sexualidad masculina y femenina presentan diferencias significativas que también conciernen aspectos físicos, psicológicos y socioculturales y que pueden influir en cómo se vive y se percibe la sexualidad por hombres y mujeres.

A nivel cerebral, hay diferencias en la respuesta sexual de hombres y mujeres. Un estudio que utilizó técnicas de neuroimagen observó que hombres y mujeres tienen diferentes maneras de alcanzar el orgasmo mientras están sometidos a estimulación genital táctil, pero que su experiencia orgásmica es en gran medida similar.

Psicológicamente, la sexualidad femenina tiende a considerarse como más influenciada por factores emocionales y de contexto, como la seguridad física y emocional, la intimidad y el compromiso [5].

Socioculturalmente, los estereotipos de género y las normas culturales han tenido y siguen teniendo un impacto profundo en cómo hombres y mujeres expresan y viven su sexualidad.

Sin embargo, la creciente conciencia y las luchas por la igualdad de género están desafiando y modificando estas percepciones. El reconocimiento y respeto de las diversidades individuales son fundamentales para una comprensión más completa e inclusiva de la sexualidad humana.

El aumento o la reducción del deseo femenino puede tener diversas causas
Foto de Jermaine Ulinwa (Pexels)

Deseo sexual femenino

La disminución y el aumento del deseo sexual femenino pueden tener diferentes causas y estar influenciados por una variedad de factores, que van desde los biológicos hasta los psicológicos y socioculturales.

Desde un punto de vista biológico, las fluctuaciones hormonales juegan un papel importante. Por ejemplo, algunas mujeres experimentan un pico de deseo alrededor de la ovulación, cuando los niveles de estrógeno y testosterona son más altos, pero pueden experimentar una disminución del deseo en otras etapas del ciclo menstrual, o debido al embarazo, el posparto y la menopausia.

Condiciones médicas, como disfunción tiroidea, diabetes, enfermedades cardiovasculares o el uso de ciertos medicamentos (antidepresivos, anticonceptivos orales, antihipertensivos) también pueden contribuir a una reducción de la libido femenina.

Psicológicamente, el bienestar emocional y mental es primordial. Factores como la autoestima, la imagen corporal positiva, la presencia de un ambiente seguro y acogedor, y una conexión emocional profunda y una comunicación abierta con su pareja pueden promover el deseo sexual.

Por otro lado, factores como el estrés, la ansiedad o la depresión pueden influir negativamente en el deseo sexual femenino, al igual que experimentar crisis de pareja y problemas relacionados con el ámbito emocional. Una historia personal de abuso o trauma sexual puede tener un profundo impacto en la capacidad de experimentar placer y deseo.

La disminución o el aumento del deseo sexual no son condiciones estandarizadas, pero pueden variar ampliamente entre las mujeres. Abordar estos aspectos requiere un enfoque holístico que considere todos los aspectos de la vida de una mujer, como el físico, el emocional, el relacional y el social.

‍Signos de excitación sexual femenina

¿Cómo funciona la excitación de una mujer? La excitación sexual femenina puede manifestarse a través de diversas señales físicas y psicológicas, que varían de persona a persona. A continuación se muestran algunos signos comunes de excitación femenina:

  • aumento de la frecuencia cardíaca: la excitación puede provocar un aumento de la frecuencia cardíaca, un signo de activación del sistema nervioso simpático.
  • respiración rápida: puede notar una aceleración de su frecuencia respiratoria debido al aumento de la excitación y la actividad física.
  • lubricación vaginal: uno de los signos más evidentes de la excitación femenina es el aumento de la lubricación vaginal, lo que facilita las relaciones sexuales.
  • erección del pezón: los pezones pueden ponerse erectos debido a la estimulación y la excitación.
  • agrandamiento e hinchazón de los labios vaginales: los labios vaginales pueden hincharse y cambiar ligeramente de color, volviéndose más oscuros debido al aumento del flujo sanguíneo.
  • aumento de la sensibilidad corporal: durante la excitación, aumenta la sensibilidad de varias partes del cuerpo, lo que hace que las caricias y los besos sean especialmente placenteros.
  • contracciones y espasmos musculares involuntarios: pueden ocurrir contracciones musculares leves en varias partes del cuerpo, incluida el área pélvica.
  • sensación de calor: el aumento del flujo sanguíneo puede provocar una sensación general de calor en todo el cuerpo.

El orgasmo femenino

Los órganos sexuales femeninos son a menudo objeto de una visión cultural que muchas veces todavía está anticuada. Así, mientras un adolescente “descubre” la fuente de su placer a través de la masturbación, el aparato sexual, para una joven adolescente este puede seguir siendo durante mucho tiempo un lugar oscuro y prohibido.

Lamentablemente, no todas las mujeres, a menudo debido a la sedimentación de herencias culturales y creencias (como la que achaca la masturbación femenina), conocen en profundidad su propio cuerpo y especialmente sus genitales.

Muchas mujeres han tenido y deben explorar, en el "descubrimiento" del orgasmo femenino, un universo desconocido y negado dentro de sus propios cuerpos durante siglos.

El orgasmo femenino es un fenómeno complejo y multidimensional, que se manifiesta a través de una intensa experiencia que involucra tanto el aspecto físico como el psicológico.

Físicamente, se caracteriza por contracciones rítmicas de los músculos pélvicos y del órgano sexual femenino, por un aumento del flujo sanguíneo en las zonas erógenas, que culmina en una sensación de placer agudo. Este momento va acompañado de cambios en la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la respiración.

La consecución del orgasmo femenino puede verse influenciada por la autopercepción, la conexión emocional y la comunicación con la pareja, así como por el contexto en el que se desarrolla la actividad sexual.

Estos factores psicológicos desempeñan un papel crucial en la capacidad de las mujeres para alcanzar el orgasmo, lo que destaca la importancia de un enfoque holístico del placer y la sexualidad femeninos, que tenga en cuenta tanto los aspectos físicos como los psicológicos.

Los factores psicológicos influyen en la capacidad de las mujeres para alcanzar el orgasmo
Foto de Sora Shimazaki (Pexels)

Mujer y sexo: aspectos neurobiológicos

Desde el punto de vista biológico, las diferencias hormonales con los hombres juegan un papel clave: la testosterona afecta a la libido masculina, mientras que el sistema hormonal femenino, más complejo y cíclico debido a la ovulación, afecta a la sexualidad femenina de forma variable en el tiempo.

La oxitocina, la dopamina y la serotonina tienen una profunda conexión con la libido femenina:

  • La oxitocina se libera en respuesta al contacto físico y la intimidad. Durante la excitación sexual y el orgasmo, los niveles de oxitocina aumentan en mayor medida en las mujeres que en los hombres. [4]
  • la dopamina se libera en respuesta a actividades gratificantes, incluida la actividad sexual, lo que fomenta la conducta de búsqueda de placer; Se plantea la hipótesis de que la dopamina modula el comportamiento sexual femenino a través de un mecanismo que implica la activación de los receptores de progesterona. [3]
  • La serotonina afecta el estado de ánimo, la ansiedad y la felicidad. La conexión entre la serotonina y la sexualidad femenina es importante porque, si bien los niveles equilibrados de serotonina pueden promover el deseo sexual, por otro lado, la actividad serotoninérgica excesiva puede suprimir el deseo sexual y hacer más difícil alcanzar el orgasmo. [1]

Naomi Wolf, en su libro “Vagina”, afirma que en las mujeres, la respuesta sexual puede alterar el estado de conciencia. El sistema nervioso autónomo allana el camino para los impulsos neuronales que, partiendo de la vagina, el clítoris y los labios, llegan al cerebro.

Parecería que hay suficiente variedad y complejidad en las redes neuronales de las mujeres como para explicar la enorme diferencia en las respuestas sexuales femeninas. Durante el coito, la vagina envía señales al cerebro, que influyen en la conciencia (gracias a la liberación de oxitocina y opioides después del orgasmo).

 

Trastornos psicológicos y sexualidad femenina

Diversos trastornos mentales pueden influir en la sexualidad femenina, afectando el deseo, la excitación y la capacidad de alcanzar el orgasmo. Estas incluyen:

  • trastornos de ansiedad, que pueden impedir la excitación femenina.
    trastornos del sueño como el insomnio, que pueden reducir el deseo sexual.
  • trastornos alimentarios, que pueden debilitar los impulsos sexuales femeninos.
  • trastorno de estrés postraumático (TEPT): las experiencias traumáticas, incluidas las de naturaleza sexual, pueden provocar dificultades con la intimidad y la sexualidad.
  • trastornos por uso de sustancias: el abuso de alcohol y drogas puede causar adicción y afectar negativamente los antojos.
  • trastornos de la personalidad: afecciones patológicas como el trastorno límite de la personalidad, pueden afectar las relaciones y la sexualidad a través de la inestabilidad emocional y conductual.
  • trastornos psicóticos: los trastornos, como la esquizofrenia, pueden interferir con la sexualidad debido a síntomas psicóticos o efectos secundarios de los medicamentos.
  • trastornos del estado de ánimo.

Cada uno de estos trastornos puede afectar la sexualidad femenina de maneras complejas y, por lo tanto, requiere una atención especial en el manejo de la salud sexual y emocional, para lo cual el apoyo médico y psicológico es crucial.

Trastornos del estado de ánimo y sexualidad femenina

La depresión, la ciclotimia y la sexualidad pueden estar estrechamente relacionadas y reducir significativamente el deseo sexual y la capacidad de disfrutar de la intimidad. Por ejemplo, la ciclotimia (un trastorno del estado de ánimo caracterizado por fluctuaciones entre estados de ánimo elevado o hipomanía y períodos de estado de ánimo deprimido) puede influir significativamente en la sexualidad.

Durante las fases de hipomanía se puede observar un aumento del deseo sexual, con conductas sexuales más desinhibidas o de riesgo, debido a una mayor impulsividad.

Por el contrario, en periodos depresivos el deseo sexual puede disminuir significativamente, afectando la calidad de vida y las relaciones íntimas.

Bloqueos psicológicos sexuales femeninos: causas y posibles soluciones

¿Qué dificultades puede encontrar una mujer para descubrir el placer? Los bloqueos psicológicos sexuales en las mujeres no siempre están representados por patologías específicas, sino que pueden estar determinados por períodos de fuerte ansiedad o estrés o alimentados por creencias culturales y personales negativas respecto al sexo.

Estos bloqueos pueden manifestarse como dificultad para relajarse durante la intimidad, miedo a ser juzgado, falta ocasional de deseo o dificultad para alcanzar el orgasmo.

Una vez identificados los bloqueos sexuales femeninos, ¿cómo podemos superarlos? La comunicación abierta y honesta con su pareja puede ayudar a crear un ambiente de confianza y comprensión mutua en la pareja. Hablar sobre sus miedos y deseos puede ayudar a reducir la ansiedad y construir una conexión más profunda.

Sin embargo, a veces superar estos bloqueos por tu cuenta puede resultar complejo, especialmente cuando te das cuenta de que tus dificultades tienen un impacto significativo en tu calidad de vida.

En estos casos, la terapia sexual o la terapia psicológica pueden ofrecer un apoyo importante, proporcionando estrategias personalizadas para abordar y superar estos obstáculos. Los especialistas pueden ayudar a explorar las raíces de los bloqueos sexuales, trabajando en cuestiones como la autoestima y la imagen corporal. La psicoeducación puede arrojar luz sobre posibles tabúes y falsos mitos sobre la sexualidad, promoviendo una mayor educación sexual de mujeres y hombres.

Técnicas como el mindfulness y los ejercicios de respiración pueden ser útiles para aprender a vivir el momento presente, reduciendo la ansiedad de rendimiento en la sexualidad.

Algunas mujeres necesitan terapia sexual para mejorar su sexualidad
Foto de Sora Shimazaki (Pexels)

Disfunciones sexuales femeninas

Las principales disfunciones sexuales femeninas incluyen varias condiciones que pueden afectar negativamente la vida sexual de una mujer. Aquí hay algunos de los más comunes:

  • trastorno del deseo sexual hipoactivo (TDSH): reducción o ausencia del interés y deseo por la actividad sexual.
  • trastorno de la excitación sexual femenina (incorrectamente denominado “impotencia femenina”): dificultad o incapacidad para mantener la excitación sexual.
  • trastorno orgásmico femenino (o anorgasmia): retraso persistente o ausencia del orgasmo después de una fase de excitación normal.
  • dolor genitopélvico/trastorno de penetración (vaginismo): dificultad o dolor durante la penetración debido a espasmos musculares involuntarios de la vagina.
  • dispareunia: dolor persistente o recurrente durante las relaciones sexuales o la penetración, que puede provocar anhedonia durante las relaciones sexuales.

Estas disfunciones pueden tener orígenes físicos, psicológicos o una combinación de ambos, y su tratamiento varía según la causa subyacente y las circunstancias individuales. Luego existen otras condiciones que pueden llevar a experimentar dificultades en la esfera sexual como por ejemplo:

  • vulvodinia: dolor crónico o malestar de la vulva sin una causa obvia identificable.
  • trastorno de la imagen corporal: insatisfacción o distorsión perceptiva del propio cuerpo que impacta negativamente en la sexualidad.

Para ayudar en el diagnóstico de las disfunciones sexuales femeninas, los médicos pueden utilizar varias herramientas, incluidas varias pruebas psicológicas, algunas de las cuales son específicas para mujeres, como:

  • el “Female sexual function index” (FSFI), una prueba que investiga, entre otras cosas, la excitación femenina y la estimulación sexual.
  • el “Brief Index of Sexual Functioning for women (BISF-W)”, que investiga los aspectos clínicos y subclínicos de la vida sexual de la mujer, constituyendo una ayuda para el diagnóstico y la planificación del trabajo psicoterapéutico".

Psicología de la sexualidad femenina en la edad madura

Contrariamente a los clichés más extendidos, el deseo y el placer sexual no desaparecen automáticamente con la edad o la menopausia. De hecho, muchas mujeres experimentan una libertad sexual renovada, debido a la reducción de las preocupaciones relacionadas con un posible embarazo no deseado y a un mayor conocimiento de sí mismas y de su cuerpo.

La sexualidad femenina después de los 50 años, período que a menudo coincide con la menopausia, representa una fase de transformación importante. Durante la menopausia, los cambios hormonales, en particular la disminución de estrógeno, pueden afectar la libido, la lubricación vaginal y la elasticidad de los tejidos, lo que puede hacer que las relaciones sexuales sean menos cómodas o placenteras.

Sin embargo, estos cambios físicos no necesariamente conducen a una disminución del deseo sexual femenino durante la menopausia. La sexualidad puede seguir siendo una fuente importante de placer, intimidad y conexión emocional.

Para abordar estos cambios, es esencial una comunicación abierta con su pareja y, si es necesario, contratar a un especialista para controlar síntomas físicos específicos.

Pero además del confort físico, es fundamental que, incluso en una edad madura, la sexualidad se viva de forma serena también desde el punto de vista psicológico. Es por eso que cuando tienes dificultades para adaptarte y aceptar los cambios que supone esta fase, la ayuda de un psicólogo o sexólogo puede resultar de gran utilidad.

De hecho, una actitud positiva hacia la sexualidad y el placer sexual, junto con la curiosidad y la voluntad de explorar nuevas formas de disfrute, pueden desempeñar un papel importante para mantener una vida sexual activa y satisfactoria después de los 50 años.

Mujeres y sexualidad: una reflexión final

El placer sexual femenino, perseguido y alcanzado sin fines reproductivos, sin pareja masculina o con pareja del mismo sexo, ha sido el gran tabú de nuestra sociedad, construido en su imaginario sexual colectivo sobre al menos tres pilares sociales y culturales fundamentales:

  1. la heterosexualidad como norma y dogma
  2. el instinto maternal femenino “natural”
  3. una genitalidad femenina tranquilizadora orientada hacia la monogamia, la reproducción y la satisfacción prioritaria del placer masculino según una visión androcéntrica y falocéntrica de las relaciones sexuales.

Hoy sabemos que la sexualidad femenina es mucho más compleja de lo que la representaban ciertos clichés y podemos decir que el placer sexual femenino, a pesar de tener algunas similitudes con el placer masculino, muchas veces incluye otros niveles experienciales y sensoriales.

A través del placer sexual, transmitido por el cuerpo y conectado al sistema nervioso central, vemos que lo femenino puede alterar la metáfora tradicional que ve a la mujer solo como un lugar de afecto y apoyo para lo masculino.

Lo femenino puede convertirse en una fuente creativa de novedad. Por eso es importante cuidar tu placer y satisfacción sexual, potenciando la singularidad de tu cuerpo y la auténtica autoexpresión.

‍Bibliografía

[1] Croft, HA (2017). Comprender el papel de la serotonina en el trastorno del deseo sexual hipoactivo femenino y las opciones de tratamiento. La Revista de Medicina Sexual, 14(12), 1575-1584

[2] Georgiadis, J. R., Reinders, A. S., Paans, A. M., Renken, R. y Kortekaas, R. (2009). Hombres versus mujeres en la función cerebral sexual: diferencias prominentes durante la estimulación genital táctil, pero no durante el orgasmo. Mapeo del cerebro humano, 30(10), 3089-3101

[3] Mani, SK y O'Malley, BW (2002). Mecanismo de acción del receptor de progesterona en el cerebro. Hormonas, cerebro y comportamiento, 643-682.

[4] Marazziti D., Baroni S., Mucci F.et al. Diferencias relacionadas con el sexo en los niveles plasmáticos de oxitocina en humanos. Práctica clínica y epidemia. en salud mental: CP & EMH2019; 15: 58–63

[5] Rowland DL. Neurobiología de la respuesta sexual en hombres y mujeres. Espectros del SNC. 11 de enero de 2006 (T9): 6-12.

Este texto es una adaptación en español del artículo “Le donne e il sesso: la sessualità femminile” publicado en versión original en el blog de Unobravo.

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional.

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